jueves, 24 de febrero de 2011

Las Cárceles Mexicanas

A propósito del filme “Presunto culpable” que próximamente se estrenará en todos los cines y que tanto revuelo ha causado por la crítica lanzada al sistema de justicia mexicano. Quiero compartir con todos ustedes un trabajo escolar que recientemente realicé el cual habla precisamente de la realidad que se vive en la mayoría de la cárceles mexicanas.


Una vez escuche a una señora decir que las personas que caen en la cárcel se vuelven más mañosas; eso es precisamente lo que ocurre actualmente en México, cuyos centros penitenciarios debido a la corrupción e impunidad se han transformado en universidades del crimen. 

Las cárceles presentan una creciente sobrepoblación donde el 62% de sus internos son recluidos por delitos “famélicos” es decir ocasionados por el hambre y la miseria. Este tipo de criminalización basado en sentenciar al más pobre el cual dentro de la cárcel es obligado a pagar determinadas cuotas y sometido a una serie de humillaciones solo genera un resentimiento social y una mayor perversión en el preso, puesto que no recibe la rehabilitación debida, al contrario se especializa de manera sanguinaria en prácticas del crimen organizado. 

Según datos arrojados por un estudio que realizó la Pastoral Penitenciaria muestran que de los 225 mil reclusos que hay en el país concentrados en 488 prisiones 28% son realmente enfermos con alguna adicción que los obligo a delinquir. Las autoridades piensan que el problema principal del país es la inseguridad, motivo que los ha obligado a endurecer la penas aumentando con esto la carcelización. Cuando la mayoría de sus internos están ahí por robar menos de 2 mil pesos incitados por la miseria, la falta de empleo, la falta de educación y la drogadicción. 

Por otro lado las cárceles han servido como un jugoso negocio para los gobiernos estatales o peor aún para los carteles que son dueños de las plazas. Los internos son obligados a pagar cuotas por usar celular, ir al baño, pase lista, visita conyugal, entre otras. Con estos montos se financian campañas políticas y diferentes ambiciones personales. Tan solo en el DF las autoridades reciben mil 700 millones de pesos por las tarifas que cobran en los reclusorios. 

Las cárceles son una importante fuente cautiva de ingresos para los grupos delictivos, lo que es vital para sostener su guerra. Además, las cárceles se han convertido en semillero de sicarios. Saben que en el momento que quieran pueden llegar y sacar a los presos que necesiten para reforzar sus filas. Los reclusorios son parte de los territorios en disputa; más aún, es en los penales donde ellos tienen el control total. 

El abogado y teólogo, Arellano Aguilar actual director del Instituto de Penitenciarias del Distrito Federal señala que la gente que tiene mucho dinero viven muchas veces mejor dentro que fuera de la cárcel, pudiendo salir pagando unos cuantos millones de pesos por su preliberación en cambio la gente pobre se “pudre” en la cárcel. 

“En los reclusorios no se vive una realidad distinta a la de afuera. Al contrario, se condensa más drásticamente esa realidad. Afuera hay droga, adentro también. Afuera hay violencia y atropellos a los derechos humanos, adentro se acentúan esos problemas.”